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jueves, 19 de enero de 2017

La ciudad no es para mi

¡Muy buenas a todos! Hoy mismo, he acabado mi semana de entregas de trabajos y de exámenes y ya tengo tiempo de volver a escribir en mi blog.

Hoy, me gustaría hablaros de Tarazona, que para mi, es una ciudad muy bonita tanto para ir a visitar como para vivir. Pero claro, qué voy a decir si yo vivo allí.


Bueno, antes de nada, la situaré para que aquellos quienes no sepáis donde está, os hagáis una idea. Tarazona es un municipio perteneciente a la provincia de Zaragoza, en la comunidad de Aragón. Es la capital de la comarca de Tarazona y el Moncayo.


Cabe destacar qué es el Moncayo, pero dudo que muchas personas no sepan lo que es. El Moncayo es una montaña del Sistema Ibérico situada entre las provincias de Zaragoza, Aragón y Soria, Castilla y León. Desde 1978, un sector del monte en su vertiente aragonesa forma parte del hoy llamado Parque natural del Moncayo.


También cabe destacar un antiguo hospital situado en las faldas del Moncayo, el Sanatorio de Agramonte.


Sobre los años 20, se quiso dar un impulso en la zona del Moncayo. Se intentó varias veces impulsar el proyecto, hasta que en 1927, por un Real Decreto, se declaró a Moncayo sitio natural de interés nacional de la dehesa del Moncayo.


En 1934, en la Segunda República, en una orden ministerial, se cedieron al ayuntamiento de Tarazona unas 40000 hectáreas de terreno para construir la Ciudad Montaña de Agramonte, en la que irían ubicados un sanatorio, un hotel y colonias escolares, aunque el proyecto se paralizó en la guerra y se retomó después de la guerra, tras varios intentos.


Hay que tener en cuenta que existía un gran temor hacia el posible contagio de la tuberculosis y otras afecciones similares, con lo que muchos pacientes quedaban abandonados en este sanatorio, por eso mismo se construyó en las faldas del Moncayo.


La historia de este sanatorio resulta un poco siniestra, pero supongo que como casi cualquier otro lugar durante la guerra civil. Pero claro, hay bastantes historias sobre este sanatorio que en realidad son mentira, pero no hay que olvidar que fue un lugar dado a la medicina y a los pacientes, por lo tanto merece el mayor de los respetos.


Y también tengo que añadir que visitan este edificio, en la actualidad, amantes de lo paranormal, como por ejemplo Iker Jiménez, quien hizo un capítulo en su programa exclusivamente del sanatorio de Agramonte.


Pero el misterioso edificio no sólo actúa como imán para los amantes de lo paranormal, también se pueden observar rastros y huellas del paso de sectas satánicas que, en el interior de la abandonada capilla, encontraron el lugar idóneo para realizar sus rituales y misas negras en con el único objetivo de contactar con el mal. Pintadas satánicas y pentagramas se pueden observar en las paredes y suelos del sanatorio.


Después de este pequeño paréntesis, me vuelvo a centrar en Tarazona.


Como se ve en el escudo de la ciudad, la leyenda mitológica de la fundación de Tarazona atribuye a la edificación de la misma a Tubalcaín, un personaje de la Biblia y la reedificación a Hércules.


En la época Ibérica, la ciudad se reducía al barrio del Cinto, pero tras la conquista romana de Hispania, creció el perímetro urbano extendiéndose hacia el río Queiles. En la Hispania romana, Tarazona recibió el nombre de Turiaso, siendo una ciudad de derecho romano. Pero las invasiones del Silgo III, conllevaron la destrucción de la parte baja de Tarazona, quedando los supervivientes recluidos en la zona del Cinto.


A pesar de la destrucción de la parte baja de la ciudad, no desapareció, sino que surgió en el Siglo IV como una de las fortalezas visigodas más importantes frente a los vascones, conocida como Tirasona.
La existencia de la diócesis de Tarazona está documentada desde el año 449, cuando el obispo León fue asesinado por las tropas bagaudas. Ello convierte a esta diócesis en una de las más antiguas de toda España. la catedral visigoda se hallaba en la actual Iglesia de la Magdalena.


Y desde entonces, la patrona de Tarazona es la Virgen del Río, que se celebra su festividad el 7 de noviembre.


Ocupada por los musulmanes en torno al año 714, la ciudad creció en las siguientes décadas, constituyendo el barrio del Cinto, el núcleo principal y también surgieron dos arrabales, uno en el actual barrio de San Miguel y otro en la zona de la calle Alta Merced.


La ciudad fue reconquistada en 1119 por el rey Alfonso I de Aragón, el Batallador, con un ejército de aragoneses y cruzados franceses en la campaña emprendida tras la toma de Zaragoza, dirigida a la conquista del Valle del Ebro, la Dehesa del Moncayo y el Bajo Aragón.

Tarazona volvió a convertirse en sede episcopal plena tras 405 años de ocupación musulmana con el nombramiento del obispo Miguel Cornel.


A la muerte del Batallador, Alfonso VII de León ocupó varias ciudades aragonesas, entre ellas Tarazona, aunque poco después retornó a manos aragonesas. De esta manera, Tarazona quedó emplazada como ciudad fronteriza entre León, Navarra y Aragón, cobrando especial importancia estratégica.


Tras la conquista, Tarazona acogió a un importante números de repobladores. Se crearon dos barrios nuevos, uno en la calle Mayor y otro alrededor del arrabal de San Miguel. Los musulmanes fueron desplazados al alejado arrabal de Tórtoles y es a mediados del Siglo XII cuando comienza la construcción al otro lado del río de la nueva catedral, en un espacio que había sido ocupado desde la época romana pero que había quedado abandonado por el repliegue de la ciudad al Cinto.


A pesar de esta expansión, el centro social, político y comercial continuó estando en la actual calle San Atilano y plaza de la Cárcel vieja, en el Cinto. Esta plaza medieval era el espacio donde de ubicaba la cárcel, de ahí su nombre actualmente y las Casas del Concejo, que aún se conservan. En ella también se organizaba el mercado.


En la Guerra de los dos Pedros, la ciudad fue ocupada por las tropas castellanas durante nueve años y sufrió enormes daños y finalmente los aragoneses, con la ayuda francesa, recuperaron la ciudad en 1366. En su reconstrucción, participaron activamente los hermanos y obispos Pedro Pérez Calvillo y Fernando Pérez Calvillo. El primero compró la Zuda en 1376 para convertirla en la casa del obispo y el segundo, cardenal, finalizó las obras de la capilla catedralicia donde ambos se encuentran enterrados.


Es cuando Tarazona, a lo largo del Siglo XV, recupera la población que había perdido en el Siglo SIV a causa de las guerras y la peste. 

El Siglo XVI trajo consigo el despegue demográfico y económico en la ciudad, fundándose numerosos conventos. La pujanza económica llevó a construir una lonja para mercaderes, que en el Siglo XVII pasaría a ser el palacio municipal. Con ello, el centro político, comercial y social del municipio se trasladó de la plaza de la Cárcel Vieja, a esta zona, que pasó a llamarse plaza del Mercado.

La expulsión de los moriscos supuso una importante pérdida para Tarazona, hasta el punto de que algunas poblaciones del valle del Queiles quedaron deshabitadas. Por otra parte, en 1644, la ciudad recuperó la reliquia de San Atilano, patrón de Tarazona. En 1658 falleció en la ciudad el escritor aragonés Baltasar Gracián, una de las grandes referencias del Siglo de Oro. Está enterrado en la fosa común del Colegio jesuita de Tarazona, hoy en día, Hogar Doz. Con esta ocasión también visitó la ciudad el príncipe Felipe, futuro Felipe III, que juró los Fueros de Aragón como heredero al trono del reino. En agradecimiento por el apoyo turiasonense a Felipe II, este regaló una coraza de plata labrada a la ciudad.


En el Siglo XIX, durante la Guerra de la Independencia, las tropas francesas ocuparon Tarazona en 1808 y la ciudad envió un representante a las Cortes de Cádiz para defender la Constitución. La ocupación duró hasta 1813. Después de la contienda comenzó la industrialización de la ciudad, quedando incorporada definitivamente en la provincia de Zaragoza tras la reforma del Estado de 1833.




También cabe destacar que Tarazona acoge la única Casa del Traductor de España, un centro para estancias creativas de traductores de todo el mundo que trabajen con uno de los idiomas oficiales de España y cualquier otra combinación de idiomas.


Pero además de toda la historia que abarca Tarazona, también abarca una gran historia la fachada del ayuntamiento, un lugar muy simbólico en la ciudad por ser el lugar donde se lleva a cabo la celebración más importante de Tarazona, el Cipotegato, del que ya hablé en uno de mis post. De hecho, allí se encuentra el monumento a este peculiar personaje. Pero sin duda, lo que más llama la atención de la plaza es la  fachada del ayuntamiento.



El ayuntamiento de Tarazona fue en su día una lonja de pescado, se construyó entre los años 1557 y 1563 y fue  a finales del Siglo XVII cuando el edificio comenzó a ser la sede del ayuntamiento de la ciudad.




La fachada del ayuntamiento de Tarazona se divide en dos zonas que fueron decoradas en momentos distintos de la historia, una es el fantástico friso que recorre de lado a lado la fachada y pese a ser de yeso, se encuentra en muy buen estado de conservación, el friso narra la marcha de Carlos V a Alemania tras ser coronado emperador del Sacro Imperio Germánico.




El cortejo, escuderos, caballeros, estandarte y la comitiva del rey e incluso el mismo emperador son algunos de los detalles que se pueden apreciar en el friso que se encuentran bajo las arcadas de la fachada del ayuntamiento, todo ello con gran nivel de detalle.




Destacan también en la fachada del ayuntamiento de Tarazona esculturas como la de Hércules luchando con el león de Nemea, Caco con el ganado que había robado Hércules y Tubalcaín sentado a la sombra de un árbol.


Hay suposiciones de que los tres personajes son Hércules, pero cada uno de los tres decoran la fachada inferior junto con dos alegorías, la de la justicia y la de la prudencia que se encuentran bajo el escudo imperial, cada una a un lado de la puerta principal del ayuntamiento.


También me gustaría añadir la importancia que tiene la plaza de toros vieja para Tarazona.


Antiguamente, un grupo de ocho personas, vecinos de Tarazona, solicitaron al ayuntamiento parte del Prado de la Virgen del Río para construir casas en él. Todos ellos tenían una posición económica desahogada; terratenientes, ganaderos, cosecheros de vino o empresarios textiles- fabricantes de paños que constituían el gremio de maestros pelaires. Cinco de ellos tenían responsabilidades municipales en el ayuntamiento. 



Seguramente el principal objetivo era económico, querían obtener gratis del ayuntamiento un magnífico solar en el que construir casas para alquilar y participar en los beneficios proporcionados por los espectáculos taurinos. Además, podrían tener reservado un balcón en la primera planta de cada casa para ellos y sus familiares cuando se celebrasen dichos espectáculos.


La construcción de la plaza de toros comenzó en abril de 1790 y ñas obras se terminaron en septiembre de 1792. Seguramente se inauguró el día de San Atilano de 1972 con la celebración de unas novilladas. Se le llamó Plaza Nueva y posteriormente cuando en 1870 se construyó la actual plaza de toros, cambió su nombre por el de Plaza de Toros Vieja.


La plaza tiene una planta octogonal y para su construcción, se utilizaron materiales como la mampostería, tapial y ladrillo y teja árabe en la cubrición. Está rematada por una cubierta a dos aguas y en el frontón que delimita, se abre un óculo. Una inscripción identifica el monumento y recoge las fechas de su construcción (1792) y restauración (1998).


Actualmente las viviendas conservan su función y en el espacio central tienen lugar conciertos, actuaciones musicales y otro tipo de eventos sociales. 


Y por último, me gustaría hablar del Teatro Bellas Artes, que es otro de los monumentos más importantes de Tarazona.



Desde 1664, existía en Tarazona, una casa de comedias instalada en un granero de propiedad municipal ubicado en el barrio de la Almehora, derribado en la década de 1980. Al parecer y pese a su uso primitivo, el edificio permitía que en nuestra ciudad se pudiesen representar obras de teatro y espectáculos de gran actualidad.


Sin embargo, a principios del Siglo XX y ante su lamentable estado, Manuel Gutiérrez de Córdoba y Jacinto Cenarro Forniés, solicitaron al ayuntamiento el solar de la plaza conocida como "De los melones" para levantar uno de nueva planta. El Consistorio accedió y una sociedad privada construyó el Teatro Bellas Artes siguiendo el proyecto del arquitecto turiasonense Miguel Ángel Navarro. La inauguración se llevó a cabo el 26 de agosto de 1921 con las obras "El niño judío" y "La maña de la mañica".


El teatro cuenta con un aforo de 475 butacas y con los medios técnicos idóneos para llevar a cabo tanto obras de teatro, zarzuelas, danza,conciertos de todos los géneros, como proyecciones de películas. La traza responde al módulo clásico de teatro a la italiana. En su fachada destaca el remate escalonado que subraya el eje central a la vez que oculta la estructura de la cubierta a dos aguas. El conjunto es un buen ejemplo de arquitectura ecléctica, con referencias modernistas y secesionistas.

Actualmente, el Teatro Bellas Artes alberga una entrañable exposición dedicada a los artistas turiasonenses Paco Martínez Soria y Raquel Meller en la que se exhibe material fotográfico, audiovisual y objetos personales y profesionales facilitados por sus familias.

En el siguiente enlace podéis ver que algo de Tarazona aparece en una parte de la película de Paco Martínez Soria, "Vaya par de gemelos".


Pero claro, no podía acabar este post sin mencionar una de las partes más bonitas de Tarazona, las casas colgantes, en las que residían familias de la nobleza turiasonense. Estás casas están situadas en el barrio de La Judería.


Me podría pegar horas y horas escribiendo acerca de todos los monumentos de Tarazona, pero entonces este post sería muy extenso y nadie lo leería. Así que he escogido lo más importante de mi ciudad y he descrito todo lo que sabía. 

¡Muchas gracias por leerme y nos vemos muy pronto en mi próximo post!

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